5/20/2010

Sobre la sensibilidad corporal. Un descubrimiento que puede cambiar tu vida es percibir que hay más zonas de placer que las legitimadas por tu condición de nene o nena. Hay una deslegitimación de lo que tiene que ver con el culo o las tetillas por ser zonas de excitación femenina. Sin embargo, basta mirar el mapa del sistema nervioso humano para saber que más alla de lo que la legalidad de los géneros diga, hay placer. Pero si te meten un dedo parece que sos puto. ¿Qué pasa con ese hombre que necesita tener de un placer anal, pero conseguido a través de la relación con una mujer?

La homosexualidad trata de las relaciones sexuales entre seres del mismo sexo, no del tipo de actividad de que se trate. Por eso, un hombre que sea penetrado (con un miembro artificial, por ejemplo) por una mujer, no sería técnicamente homosexual, a pesar de que se puede pensar qué fantasías hay detrás de esta actividad.

En nuestra cultura hay una tendencia a pensar que lo propio del homosexualidad es el ser penetrado. Por lo menos eso es lo que hay que evitar, lo vergonzoso. Cuando digo "que me chupe l pija", o "le voy a romper el orto" estoy pensando que las actividades "perdedoras" son chupar, ser penetrado, aquellas que ligan con actividades supuestamente femeninas.

Todo esto es un gran embrollo en el que nuestra cultura tiene mensajes bastante contradictorios ¿no? Desde actividades totalmente prohibidas (ser penetrado por otro hombre) hasta algunas permitidas hasta cierto punto. El beso anal, por ejemplo, además de no ser considerado algo de puto, tiene prestigio de poder: "le chupa el culo al jefe".

¿Por qué estas disgresiones? A partir de mis percepciones de placer, tan distintas de las que tendría que considerar legítimas según el manual del macho argentino, empecé a considerar que los nombres y límites que damos a las realidades sexuales son bastante imbéciles.

Debería decir acá que el homosexual no existe, por ejemplo, pero eso lo dejo para otro día.

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